Prevención de la caries infantil

El objetivo de las estrategias preventivas de la caries es la detección temprana de los principales factores que debilitan al esmalte dental, uno de los desencadenantes de la enfermedad. Para prevenir su aparición, en la clínica dental para niños en la Garriga te ofrecemos consejos y medidas de higiene dental y nutrición.

En relación con la alimentación, debe evitarse al máximo el consumo de alimentos y bebidas azucaradas, alimentos blandos, tipo bollería y sustituirlos por alimentos duros, bocadillos, y tostadas que, además de reducir el riesgo de producir caries, favorecen el autolimpieza de la boca y el correcto desarrollo de la musculatura y de los maxilares.

A continuación te explicamos los puntos importantes a tener en cuenta en la prevención de caries en niños y niñas en la Garriga.

Higiene bucal infantil

Desde el momento en que erupciona el primer diente se aconseja limpiar con una gasa húmeda con agua para eliminar los restos que puedan quedar adheridos al esmalte. A partir de los dos años, se recomienda empezar con el uso de cepillos dentales, adaptados a la edad del niño, y siempre supervisado por un adulto. Entre los 6-10 años, los niños deben responsabilizarse de forma progresiva de su higiene dental, siendo aconsejable la supervisión por parte de un adulto. Se recomienda cepillarse mínimo dos veces al día, mañana y noche.

Fluorizaciones

El flúor ha demostrado ser una herramienta eficaz para reducir la prevalencia de caries y detener las desmineralizaciones del esmalte. Las decisiones en relación a la administración suplementaria de flúor deben tomarse en función del riesgo individual de caries, siendo el odontopediatra quien aconseja sobre el tipo y frecuencia de éste.

Sellado de fosas y fisuras

Las fosas y fisuras de los dientes son las zonas más propensas a la acumulación de placa, y donde la acción del flúor es menos efectiva. Los selladores representan una barrera física que aísla estas superficies evitando la acumulación de bacterias y restos orgánicos. Sin duda, la efectividad de los sellados de fisuras depende de su retención a largo plazo, que debe ser evaluada periódicamente.